martes, 24 de marzo de 2009

RECIBIDO DESDE CANCUN MEXICO

Por David Wilkerson
10 de mayo de 2004
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¿Cuál es el verdadero evangelio de Jesucristo? Aun la mayoría de
los incrédulos saben que la Biblia tiene cuatro narraciones del
evangelio, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Así que, ¿cuál es la
esencia de estos evangelios, o “las buenas nuevas”? Cuándo los
cristianos hablan del evangelio de Jesucristo, ¿de qué están
hablando?

Las Escrituras ofrecen varias definiciones de lo que es este
evangelio. Y debemos usar esas definiciones bíblicas para
determinar sí el verdadero evangelio de Jesucristo este vivo en su
iglesia. Considera:

1. Jesús dice que su iglesia se trata de negarse a sí mismo y una
cruz.

El Señor le dijo a Pedro, “Si alguien quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame,…” (Mateo 16:24).

Claramente, pertenecer a la iglesia de Jesús significa mas que
meramente creer en él. Muchos cristianos hoy en día simplemente
“Dan su voto por Jesús.” Su actitud es, “Yo vote por Cristo. Eso
me hace miembro de su partido.” Pero una vez que dan su voto se
alejan y se olvidan de su Señorío sobre sus vidas.

Jesús dice que pertenecer a su iglesia va más allá que eso.
Significa comprometerse a seguirle; y eso conlleva una vida de
negación propia y tomar una cruz. “y el que no toma su cruz y
sigue en pos de mí, no es digno de mí.” (Mateo 10:38).

Nuestro Señor aclara: “Si estas en mi iglesia, entonces prepárate
para sufrir y ser perseguido por tu fe en mi. Prepárate para
negarte toda fama, aceptación y búsqueda de placer mundano. La
gente te va a clavar a una cruz de ridículo, a una cruz de
condescendencia; a una cruz de indiferencia o separación. Y lo
harán porque tú tienes hambre y sed de mí. Si tu perteneces a mi
iglesia, con seguridad una cruz te seguirá.”

El hecho es que la iglesia de Cristo nunca fue aprobada o aceptada
por el mundo; y nunca lo será. Si vives para Jesús, no tendrás que
separarte de la compañía de los demás; ellos lo harán por ti. Todo
lo que tienes que hacer es vivir para él. De repente te
encontraras censurado, rechazado, te llamaran malo: “los hombres
os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre
como malo por causa del Hijo del hombre.” (Lucas 6:22).

Sin embargo, Jesús añade, este es el camino que lleva a verdadera
satisfacción. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”
(Mateo 16:25). En otras palabras: “La única forma que encontraras
significado en la vida es dejándolo todo por mi. Entonces
encontraras verdadero gozo, paz y satisfacción.” Cristo nos dice,
“Mi iglesia no tiene mancha ni arruga. Así, que cuando vienes a
mí, debes estar dispuesto a rendir todos tus pecados. Debes
rendirlo todo a mí, morir completamente al yo, a toda ambición
impía y al ego. Por fe, serás enterrado conmigo; pero yo te
levantare a nueva vida.”

Piensa en lo que significa estar sin mancha ni arruga. Sabemos lo
que es una mancha. Pero, ¿qué es una arruga? ¿Alguna vez
escuchaste la frase, “una nueva arruga”? Significa añadir una
nueva idea a un concepto existente. Una arruga, en ese sentido, se
aplica a aquellos que tratan de mejorar el evangelio. Sugiere una
forma fácil de obtener el cielo, sin una entrega total a Cristo.

Ese es el tipo de evangelio que esta siendo predicado en muchas
iglesias hoy. Los sermones son dirigidos solamente para satisfacer
las necesidades de la gente. Pero, cuando leo las palabras de
Jesús, veo que esta clase de predica no funciona. No cumple la
obra verdadera del evangelio.

No me mal intérprete: No estoy en contra de predicar consuelo y
fortaleza al pueblo de Dios. Como un pastor del Señor, soy llamado
a hacer exactamente eso. Pero si solo predico a las necesidades de
la gente, e ignoro el llamado de Cristo a rendir nuestras vidas,
entonces las necesidades verdaderas nunca serán satisfechas. Las
palabras de Jesús son claras: nuestras necesidades son satisfechas
al morir al yo y tomar su cruz.

2. La iglesia de Jesús es un lugar donde pecadores se arrepienten
de pecados, con su corazón y su boca.

Jesús declara, “Mi iglesia es un lugar de arrepentimiento abierto
y sin vergüenza.” Ciertamente, el apóstol Pablo atestigua: “Cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe que predicamos: Si confiesas con tu boca que Jesús
es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los
muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación. La Escritura dice:
“Todo aquel que en él cree, no será defraudado,” (Romanos
10:8-11).

Sencillamente, entramos a la salvación a través de una confesión
abierta de arrepiento. Jesús declara, “porque no he venido a
llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Mateo
9:13). Y él dice, a través del arrepentimiento es como somos
sanados y restaurados: “Los que están sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:31-32).

Te pregunto: ¿Cuántas iglesias aun abren sus altares a un pueblo
azotado en el corazón para que pase al frente y se arrepienta?
¿Cuántos pastores han dejado de hacer invitaciones para esta obra
espiritual tan importante? Y, ¿cuántos creyentes han perdido todo
sentido de su necesidad de confesar el pecado?

Así que, ¿Cuál es el mensaje central del evangelio de Cristo? Él
lo aclara a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En estos cuatro
evangelios, el nos dice, “Esto es lo que predico en mi iglesia.
Este es mi mensaje a todos los pecadores.”

Primeramente, “Jesús fue… predicando el evangelio del reino de
Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha
acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!» (Marcos 1:14-15).
¿Cuál fue el primer mensaje de Jesús? Él predicó arrepentimiento.

Para algunos cristianos, esto puede sonar como un lenguaje duro.
Ellos pueden responder, “Bueno, ¿pero con que intensidad predicó
Jesús el arrepentimiento?” Lucas contesta eso en su evangelio.
Jesús les dijo a sus oidores, “… si no os arrepentís, todos
pereceréis igualmente.” (Lucas 13:5).

Puedes pensar que el evangelio de Cristo suena deprimente. Pero
Pablo dice lo contrario. Un corazón arrepentido trae vida
verdadera: “La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento
para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse;…” (2 Corintios
7:10).

El arrepentimiento también estaba al centro del primer sermón
después de la resurrección de Cristo. Pedro le dijo a la multitud
reunida en Pentecostés, “Jesús Nazareno,… prendisteis y matasteis
por manos de inicuos, crucificándolo.” (Hechos 2:22-23).

Cuando la gente escucho esto, cayeron bajo gran convicción. La
Palabra predicada remordió sus corazones, porque el Espíritu Santo
había llegado en todo su poder. Y según Jesús, esa es precisamente
la obra del Espíritu Santo. Él dijo que el Espíritu Santo viene a
“convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” (Juan
16:8).

La multitud estaba tan conmovida que no podía moverse. De repente,
ante ellos estaban los asuntos mismos de la vida y la muerte. Así
que clamaron a Pedro, preguntándole que debían hacer. Él contestó,
“Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados,… Sed salvos de esta
perversa generación. (Hechos 2:38, 40).

Este pasaje ilustra el arrepentimiento al centro del mensaje de
Jesús. Si no hay convicción en el mensaje – ninguna verdad acerca
del pecado y culpa, ningún remordimiento del corazón – entonces
sencillamente el Espíritu Santo no está allí. Sencillamente, el no
está presente en tal predica.

Pienso en todos los predicadores ‘libres de convicción’ quienes
son responsables de múltitudes de miles de cristianos. Sus
congregaciones están saturadas de pecado, y sus iniquidades
crucifican a Cristo diariamente. Es absolutamente trágico. Lo que
esta gente necesita es un mensaje de un predicador que no tenga
temor de decirles, “Ustedes han pecado contra Cristo.” Pero solo
sucede lo opuesto. La gente son afirmadas en sus pecados por
pastores comprometidos.

Ezequiel dice de tales predicadores, “Por cuanto entristecisteis
con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y
fortalecisteis las manos del impío para que no se apartara de su
mal camino, infundiéndole ánimo,” (Ezequiel 13:22). El profeta
esta diciendo, “Ustedes han entristecido al justo con
predicaciones frívolas. Y han animado al sensual a que peque aun
más, sin culpabilidad. Les han dicho mentiras acerca de la vida
eterna. ¡No! Ustedes están robando a esta gente de la vida eterna.
Ustedes han vuelto la gracia de Dios en lascivia.”

Pablo dice que un día de juicio viene pronto. Y por esa razón,
debemos predicar el evangelio con más convicción aun, mientras el
día se aproxima. Debemos exhortar y reprender, y hacerlo con toda
paciencia y amor. Ciertamente, el día viene cuando cada pastor
estará ante el Señor y dará cuenta por todo lo que predico.
¿Entristeció al justo? ¿Fortaleció las manos de los impíos? O,
¿llevo una palabra sin temor, bajo una unción santa?

El hecho es, Pedro no estaba interesado en ofender al gentío en
Pentecostés. Su único propósito era mostrarles la verdad. Y cuando
el Espíritu Santo revela la verdad, convence. Va profundo y
arraiga cada área de nuestro corazón.

Tristemente, esto no esta sucediendo en muchas iglesias hoy. No
solo que el Espíritu Santo no está presente en tales iglesias, el
no es bienvenido. Nuestro ministerio recibe cartas tras carta que
hace eco del mismo refrán: ‘Tengo un vecino al cual he testificado
por meses. El esta pasando por un divorcio…ella tiene problemas
con el alcohol…el tiene un aventura…

“Así que los lleve a la iglesia, esperando que ellos escuchen una
palabra acerca de su condición, y su necesidad por el Señor. Pero
mi pastor nunca menciona una palabra acerca del pecado. Nunca hay
una palabra que trae convicción, que deletrea la necesidad por una
limpieza de Jesús, del poder libertador. Así que mi vecino sale
aun más cómodo en su pecado.” ¡Que tragedia! Que triste debe ser
para Dios que más gentes son afirmadas en sus pecados dentro de la
iglesia que fuera de ella.

Otros escriben, “Yo voy a una iglesia amiga del pecado, pero no lo
soporto más. Cada semana, nos dan una encuesta, preguntando como
nos gusto el servicio. Ellos quieren saber, si el volumen de la
música estuvo muy alto. Si la sátira o parodia fue muy larga. Si
el sermón fue gracioso.’ Pastor David, yo voy a la iglesia a
encontrar esperanza para mis familiares perdidos. Pero en vez de
eso, me piden que de mi opinión del entretenimiento.”

Según Jesús, nadie puede ser libertado del pecado – nadie es
confrontado con la verdad – sin la presencia y el poder
convencedor del Espíritu Santo.

3. La iglesia de Jesús es un lugar donde escuchas un mensaje duro
y molesto.

Considera la escena, mientras Jesús habla a sus seguidores: “Este
es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que
comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá
eternamente. Estas cosas dijo en Capernaúm, enseñando en una
sinagoga. … muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta
palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus
discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?
(Juan 6:58-61).

Nota que Cristo estaba hablándoles a creyentes aquí. ¿Cuál fue la
palabra dura a la cual ellos reaccionaron? Fue, “deben comer mi
carne y beber mi sangre, sino no tendrán vida. Mi carne es comida,
y mi sangre es bebida. Y la vida eterna solo viene a través de
consumirlas.”

Ahora bien, el evangelio ‘amigo del pecador’ dice, “No puedes
predicar esa clase de cosa. Los pecadores nunca lo entenderán.
¿Beber su sangre y comer su carne? Pensaran que somos salvajes.
Tenemos que cambiar las palabras para hacerlas más agradables. De
lo contrario va a ofender a la gente, especialmente a los
inconversos.”

En la verdadera iglesia de Cristo vendrán palabras ofensivas. Si,
en esta iglesia escucharas un mensaje de las buenas nuevas, un
evangelio de amor, misericordia, gracia y paciencia. Pero en la
iglesia de Cristo, también hay mensajes los cuales no debes
falsificar. Y esos mensajes incluyen la predicación de la sangre
de Cristo y su cruz.

Jesús vio que la gente estaba asombrada por sus palabras. Así que
les pregunto, en esencia, “¿Ofendí sus sentidos?” “¿Están molestos
porque digo la verdad?” Luego él declara, “Las palabras que yo os
he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6:63). Él aclaró como
el cristal: “La misma cosa por lo que ustedes son ofendidos es lo
que trae vida.” ¿Cómo respondieron sus seguidores? “Desde entonces
muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.”
(6:66).

¿Qué esta diciendo Jesús acerca de su evangelio aquí?
Sencillamente, él esta declarando que el mensaje acerca de su
sangre y su cruz es ofensivo. Sin embargo, es el único evangelio
que lleva a vida eterna. Aun así, algunos no lo van a aceptar.
“Pero hay algunos de vosotros que no creen…” (6:64).

Las palabras de Jesús que aparecen aquí son sacadas de muchas
iglesias hoy en día. Increíblemente, algunas congregaciones han
quitado toda referencia a la sangre de Cristo de sus servicios de
adoración. Hay pastores que no lo mencionan en sus sermones.
Himnos acerca de la sangre han sido quitados de la iglesia. Todo
es considerado demasiado ofensivo.

Pero Jesús advierte, “No importa cuan ofensivas te parezcan mis
palabras. Tu no puedes cambiarlas. Mis palabras producen vida; y
tienes que consumirlas como lo harías con alimento y bebida, para
hacerlas la misma fibra de tu ser. Por lo tanto, no debes suavizar
lo que he dicho. Si sacas la sangre y la cruz de tus predicas,
estas quitándole la única esperanza de vida eterna a los que
buscan.

“El mensaje de salvación a través de la sangre solo puede ser
entendido a través del Espíritu. Pero debe ser predicado aunque
sea mal interpretado. Así, que párate con audacia y predica mi
evangelio, sin importar la reacción que recibas. Es la única
Palabra que salva.”

Vemos una escena similar en Mateo. “Vino a su tierra y les
enseñaba en la sinagoga de ellos,… Y se escandalizaban de él.”
(Mateo 13:54, 57). Hasta el circulo mas cercano a Jesús fueron a
el diciendo que su mensaje era ofensivo: “¿Sabes que los fariseos
se ofendieron cuando oyeron esta palabra?” (15:12). En esta
escena, no era la gente que estaba ofendida, eran los lideres
religiosos. Aparentemente, la multitud recibió lo que Jesús dijo;
pero los pastores estaban airados.

Si nosotros pertenecemos a la iglesia de Cristo, vamos a escuchar
mensajes fuertes y convincentes que ofenderán nuestra carne. Si tú
estas en la iglesia de Jesús, entonces mensajes duros saldrán del
Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque el Espíritu gime dentro de
nosotros contra todo lo que pensamos, decimos o hacemos que
proviene de la carne. Jesús dice, “… porque del corazón salen los
malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las
fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias.” (Mateo 15:9).

Sin embargo, la señal de cada verdadero seguidor de Jesús es que
se rinde a cada palabra de Cristo. A este siervo le gusta ser
exhortado por lo que produce en su corazón. Él ve el cambio que
trae y él sabe que es vida para él.

En lo más profundo, esa es también la razón por la cual el pecador
viene a la casa de Dios. No es tan solo para ser contado como un
numero mas en una congregación grande; es para ser encontrado por
Dios, porque en su corazón él sabe que esta perdido. Su alma no
descansa, y él ha pasado largas noches sin dormir. Él quiere
respuestas, verdad, verdadero cambio; porque él sospecha que va
camino al infierno. Y el no necesita que un creyente o ministro le
diga que esta bien.

Por supuesto, si este pecador escucha el evangelio de Cristo,
puede que se ofenda. Puede airarse y salir del lugar; pero no
olvidara lo que escucho. Y el Espíritu Santo lo usara para
revelarle la verdad.

Todos fuimos enseñados que Cristo es el ángulo de su iglesia.
Pablo dice que esta piedra es una roca de ofensa. “Como está
escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída;
y el que crea en él, no será defraudado.” (Romanos 9:33). Pedro
también llama a Jesús una roca de ofensa: “ha venido a ser la
cabeza del ángulo y: Piedra de tropiezo y roca que hace caer.
Ellos, por su desobediencia, tropiezan en la palabra.” (1 de Pedro
2:7-8).

Pedro te puede decir por experiencia lo que sucede cuando tratas
de deshacerte del mensaje de la cruz. El se ofendió cuando Jesús
predijo su muerte contándole a los discípulos. Así que, “Entonces
Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo:
--Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te
acontezca!” (Mateo 16:22).

Pero Jesús le respondió con estas palabras punzantes: “Pero él,
volviéndose, dijo a Pedro: --¡Quítate de delante de mí, Satanás!
Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios,
sino en las de los hombres.” (16:23).

Aquí tenemos un claro ejemplo de cómo Satanás puede sembrar engaño
aun en un pastor piadoso y amante de Cristo. Y puedes estar seguro
que Pedro nunca olvido las palabras de su Maestro. Igualmente hoy,
cada ministro y creyente debe poner atención a la advertencia de
Cristo: “Mi cruz y mi sangre te pueden ofender. Pero si estas
avergonzado de mi mensaje, o tratas de suavizarlo, entonces tu
eres una ofensa para mi.” No representas mi Palabra ni mi
iglesia.”

4. ¿Cómo crees que Jesús comenzaría una iglesia en tu pueblo o
ciudad?

Lo primero que Cristo haría seria tomar una excursión de llanto
por toda tu ciudad. Las escrituras nos dice, “Cuando llegó cerca
de la ciudad, al verla, (Jerusalén) lloró por ella, diciendo:
--¡Si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es
para tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.” (Lucas
19:41-42).

¿Qué hizo llorar a Jesús? Comenzó con una caminata por la ciudad
que quebranto su corazón. Él fue abrumado con tristeza al ver que
los llamados religiosos no tenían paz. Esta gente había rechazado
la verdad por fábulas. Y ahora esta siguiendo una religión muerta.
Eran ovejas sin verdaderos pastores.

Ahora bien, yo no estoy para juzgar a ningún ministro. Pero quiero
preguntarle a todo aquel que este leyendo este mensaje: ¿Puedes
imaginarte a tu pastor conduciendo por tu pueblo y llorando por
él? Que imagen tan diferente nos ofrece Jesús de los tantos planos
y planes que están edificando iglesias hoy en día. Estos hombres
van de puerta en puerta, haciendo encuestas, preguntándole a la
gente que quieren en una iglesia: ¿Cuan largo te gustaría que
fuera el sermón? ¿Quince minutos? ¿Diez?

Jesús fue testigo de una forma de esto en su día. Mientras el
caminaba por el templo, el vio mesas de cambistas, ministros que
comercializaban las cosas de Dios. No había verdadera oración,
ningún temor del Señor. Y Cristo lloro por todo eso, gritando,
“diciéndoles: --Escrito está: “Mi casa es casa de oración”, pero
vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” (Lucas 19:46).

Te pregunto: ¿Lloraría Jesús por lo que el ve en tu iglesia hoy?
¿Encontrara a tu pastor angustiado por las almas perdidas? ¿O, lo
encontrara sacando ganancia de cosas que son santas a los ojos de
Dios? ¿Encontrara Cristo a su pueblo orando? ¿O, los encontrara
ocupados en mucho que hacer y programas, enfocados en sus propios
intereses?

Una vez que Jesús termina su excursión de duelo por tu ciudad,
¿elogiara al pueblo? ¿O, traerá esta advertencia: “Ustedes están
ciegos a los tiempos.” El juicio esta a la puerta, pero ustedes se
parecen al mundo más que nunca. ¿Por qué no están orando,
buscándome por fortaleza y sabiduría para redimir el tiempo?”

Dios nos ayude a nunca suavizar su evangelio. Si tienes un pastor
que predica el verdadero evangelio de Jesucristo, te insto,
anímale y ora por él. Da gracias al Señor que tu pastor no depende
de personalidades para atraer la gente.

Y agradece que la presencia del Espíritu Santo esta permitida para
que haga su obra verdadera en tus medios. Cuando el evangelio de
Jesucristo es predicado con convicción, el cielo se abre y el
diablo huye.

Tomado de http://www.tscpulpitseries.org/spanish/ts040510.htm


Pastora Valya Nevmerzhytska
Iglesia Cristiana El Tercer Dia
Cancun, Mexico
998 886 61 42
998 213 97 32
www.el3erdia.com

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