MENSAJE
Del Seminario Evangélico de Teología, Matanzas, Cuba
Ante el terremoto del 12 de enero en la hermana República de Haití
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13 de enero del 2010. Con dolor y pena profundos, recibimos las noticias acerca del devastador terremoto ocurrido en la hermana República de Haití en el día de ayer. Posteriormente, hemos visto las imágenes de desolación y muerte provocadas por el potente sismo. Las escenas de aflicción humana, acompañadas con las de la destrucción material, han llenado nuestros corazones de compasión por este pueblo hermano, tan unido y cercano al cubano por lazos históricos a través de la emigración haitiana, que tanto ha contribuido a la vida cultural y económica de nuestra Nación.
Además, siempre recordamos con intenso cariño a nuestros hermanos y hermanas en la fe, muy especialmente a la Iglesia Episcopal Haitiana, con la que tenemos vínculos de cooperación en el área académica.
Esta desgracia natural, añadida a las del 2008, se recrudece más porque a ella se suma la desigualdad social, la pobreza y la injusticia a la que ha estado prolongadamente sometido este sufrido pueblo. Por lo que no solamente elevamos nuestras oraciones a Dios para que se apiade de Haití, sino que levantamos nuestras voces ante pueblos y gobiernos del mundo —especialmente del primer mundo—, para que contribuyan con Haití, no para mitigar el dolor y las pérdidas provocadas por este sismo, sino que este sea el momento y la oportunidad para contribuir a la verdadera reconstrucción de Haití y a su desarrollo humano y social; con la esperanza de que, por lo menos, por esta vez, hagamos ciertas las súplicas del salmista que avizoró que “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos” (Salmo 85,10-11. VRV ’60).
Dr. Reinerio Arce Valentín, ThD
Rector
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