miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA GUERRA DE AMALEC

recibido de daniel DelVecchio

Cartas a las Iglesias - La guerra con Amalecmiércoles, diciembre 1, 2010, 12:48 pm
De: "Daniel Del Vecchio" Ver detalles del contactoA: "Debbie Del Vecchio" La guerra con Amalec


“Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos:

Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al ponérsele en el camino cuando subía de Egipto.

Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y NO TE APIADES DE ÉL; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.” (1ª Samuel 15:1-3)

LAS LUCHAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Las luchas del antiguo testamento son sombras de las luchas espirituales de hoy. Será difícil comprender la masacre que Dios había ordenado si no comprendemos el significado espiritual. Las relaciones que mantuvo Israel con los pueblos conquistados siempre terminaron CONTAMINANDO al pueblo y llevándolo a la idolatría y costumbres paganas. Las guerras y las matanzas del Antiguo Testamento son sombras de las luchas espirituales que tenemos actualmente.

Hoy nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra huestes malignas que quieren impedir nuestro avance. Nuestra tierra prometida no es Canaán, lo que debemos conquistar son los deseos carnales que luchan contra el espíritu. Hoy no tenemos que subyugar a los pueblos extranjeros, sino cada pensamiento que se levanta en contra de la autoridad de Cristo.

“...; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” (Romanos 8:13)

La tierra prometida consiste en las PROMESAS DE DIOS que debemos apropiarnos para avanzar en el camino de la fe. Nuestra meta es la conformidad con Cristo y el conocimiento de su voluntad perfecta.

¿QUÉ REPRESENTA AMALEC?

Amalec representa los enemigos espirituales que quieren impedir el paso. “Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto”. Amalec es símbolo de la CARNE y la naturaleza pecaminosa que siempre ataca cuando somos débiles.

Notemos también que Amalec representa un espíritu de REBELIÓN contra la AUTORIDAD DE DIOS.

“Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el TRONO DE JEHOVÁ, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.” (Éxodo 17:16)

Todo lo que hay en nosotros que se levanta contra la autoridad de Cristo debe ser resistido. Al someternos a Dios podemos resistir al diablo.

“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17)

LOS ENEMIGOS DE DENTRO Y DE FUERA

Nuestros enemigos son el mundo, la carne y el diablo:

El mundo es lo que enfría nuestro amor por el Señor.
La carne es lo que impide nuestro progreso.
Y el diablo nos ataca con dudas y pensamientos, que como dardos encendidos pretenden penetrar nuestras armaduras.
Cuando Dios mandó a Saúl que destruyese a Amalec y que borrara su nombre de la faz de la tierra, quiso decirnos a nosotros en esta dispensación, que nos consideremos muertos al pecado. Que por el poder del Espíritu Santo crucifiquemos la carne con sus pasiones y concupiscencias. Nuestros enemigos ESTÁN DENTRO del CORAZÓN, y debemos hacerles guerra en cada generación.

Samuel ordenó a Saúl destruir sin piedad tanto hombres, como mujeres y niños. Espiritualmente entendemos que las COSAS PEQUEÑAS que toleramos (los niños) se hacen grandes con el tiempo. Normalmente somos muy tolerantes con nuestros defectos, e intolerantes con los fallos de otros; cuando debe ser todo lo contrario.

LA TOLERANCIA A LAS PEQUEÑOS COSAS QUE SE TRANSFORMAN EN GIGANTES

Las pequeñas DESOBEDIENCIAS y REBELIONES que permitimos en el principio de nuestra vida cristiana, se transforman en HÁBITOS y costumbres que terminan esclavizándonos.
La actitud de INDEPENDENCIA que al principio nos parece una virtud, va creciendo hasta que se levantan muros que nos separan.
La OBSTINACIÓN que pensamos que es solamente algo inofensivo que hemos heredado de nuestros padres, termina siendo como el pecado de hechicería porque desea controlar y manipular.
DEFECTOS DE CARÁCTER como la falta de puntualidad, falta de consideración, falta de disciplina y dominio propio, terminan siendo como gigantes que nos impiden entrar en las promesas de Dios. El descuido de la vida devocional termina como malos hábitos que apagan el fuego del Espíritu, desembocando en una vida infructuosa.
LA LÁSTIMA PROPIA es una forma de tener piedad de la carne. La tentación que sufrió Jesús es la que sufrimos nosotros. Cuando Jesús declaró a los discípulos que iba a sufrir, ser crucificado y resucitar al tercer día, Pedro le tomó físicamente por los hombros y le dijo: “Señor, ten compasión de ti; ¡en ninguna manera esto te acontezca!”, Cristo respondió: “¡Detrás de mí Satanás!, porque no miras las cosas según la mira de Dios, sino según los hombres”.
“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle diciendo:

Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro:

¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque NO PONES LA MIRA EN LAS COSAS DE DIOS, sino en las de los hombres.” (Mateo 16:21-23)

Hasta su último momento de vida le enjuiciaban diciendo: “Si eres hijo de Dios, sálvate y baja de la cruz”. Es la misma tentación que enfrentamos hoy: “TEN PIEDAD DE TI MISMO; no sufras, sálvate”.

El Señor nos ha dicho claramente: “El que quiere salvar su vida, la perderá; el que pierda su vida por mi causa, la salvará”.

· Las QUEJAS, CRÍTICAS y CENSURAS terminan en el pecado de murmuración, que trajo tanto juicio sobre los hijos de Israel.

VENCIENDO A TRAVÉS DE LA INTERCESIÓN

Mientras Josué luchaba contra Amalec en el valle, Moisés estaba intercediendo en la cumbre de la montaña:

“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano prevalecía Amalec.” (Éxodo 17:11)

Sin la intercesión y el espíritu de oración, los deseos carnales vencen a los deseos santos. Cuando las manos se cansan y nos falta el espíritu de oración, el enemigo gana ventaja; pero cuando levantamos manos santas a Dios en oración, la Iglesia prospera. Los intercesores son tan importantes como los soldados que luchan mano a mano.

Vuestro compañero en la fe,



Daniel

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