jueves, 3 de septiembre de 2009

DESDE CUBA

Hola hermano Pentón. Fue una gran alegría que pudiéramos conversar hace días, aunque poco tiempo. Espero que pronto pueda venir y que juntos compartamos de Cristo y de la cocina también.
Hace ya un tiempo que no le envío estudios que compartimos en mi casa, esto es debido a que últimamente, como la impresora falleció, no los he elaborado para que sean leídos, sino que los imparto oralmente.
De todas formas he elaborado algunos y espero que sean compartidos, para edificación y para ser también criticado,pues nadie tiene toda la verdad, solo Cristo.
Ahí le van:

Muchas bendiciones!!!!!


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ALTIVEZ Y SOBERBIA



Mateo 23:19 ¡Necios y ciegos! Porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?



Así también en nosotros sucede esto, queremos engrandecernos a nosotros mismos creyendo que somos algo en nosotros por el don que hemos recibido. NECIOS, mayor es el Espíritu que mora en el altar de nuestro corazón que nuestro propio corazón o nuestro cuerpo, pues mayor honra tiene que la casa el que la hizo.

En resumen, el templo (nuestro cuerpo) recibe la honra solo por Cristo viviendo en nosotros, sin El seríamos casas vacías usadas para usos viles y su fin, ruina y destrucción. Entendamos que somos (Efesios 2:10)... hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Apartémonos de la necedad del engrandecimiento, para que no seamos hallados indignos y haber corrido en vano pues dice:

Santiago 4:6 Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.



Salmos 138:6 Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.



No sea que por la altivez de nuestro corazón caigamos en trampa del diablo y nos apartemos de Dios por el amor a las cosas de este mundo. Trampa que funciona, en la que han caído y siguen cayendo muchos ¨grandes¨ predicadores, pastores, apóstoles y profetas. Entiendan que TODA la gloria es de y para CRISTO

Amén

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OBRAS MUERTAS







Romanos 6:4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.



2 Corintios 4:10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.



¿Qué es la conversión, sino morir y nacer?



Al Cristo morir e incluirnos en Su muerte, nos dio el cargar esta cruz, el llevar en el cuerpo la muerte de Cristo, ¿Cuál? El no tener vida en nosotros mismos y no hacer nada de acuerdo a nuestra propia justicia. En Juan 15.5 dice que separados de El nada podemos hacer. Lógicamente separados de El podemos hacer infinidad de cosas, incluso en Su nombre, pero cualquier cosa que hagamos de esta forma solo serán OBRAS MUERTAS, pues lo haremos en la carne y ¿qué dice de esto? Romanos 8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.

Cristo en su vida terrenal no tuvo vida en sí mismo, sino que sometió su vida terrenal al Padre. El no vivió para sí mismo, sino que murió a sí mismo para que l vida del Padre se manifestase a través de El. Lo que hace el Padre, eso El hace, lo que oye al Padre eso dice, lo que le mandó el Padre eso cumplió hasta el fin.



Así y SOLO así se manifiesta la vida de Dios en nosotros en Espíritu, en obras y en Justicia. Si no muero a mí mismo no puedo vivir para Dios.

Esto no es una sugerencia ni una arenga, pues sólo el que es nacido de Dios tiene el poder de morir y resucitar, quien no tiene el Espíritu de Cristo no es de El y no puede ni siquiera entenderlo porque las cosas espirituales se han de discernir espiritualmente.



Romanos 8:9-10 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (10) Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.

Analizando esto nos daremos cuenta de que nuestra vida natural (en este mundo), no puede satisfacer a Dios, pues para él es como si no existiéramos. Al haber muerto con Cristo al mundo (nuestros argumentos, opiniones, pasiones, nuestra fuerza y nuestra bondad) Dios verá como obras de vida SOLAMENTE las obras que son hechas por Su Hijo Jesucristo a través de nosotros.





Colosenses3:2-4 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (3) Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (4) Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.



Colosenses 1:26-27 el misterio de Dios que había estado oculto desde los siglos y generaciones, pero que ahora ha sido revelado a sus santos. (27) A éstos, Dios ha querido dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre las naciones, el cual es: Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.







La conclusión es esta, que pongamos la mira en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios Padre, ahí es donde está nuestra verdadera vida, pues nuestra vida y nuestras obras en la carne se quedarán aquí y serán desechas. Como dice en 1 Co 15.50… que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

Creemos que resucitaremos en el día postrero cuando Cristo venga en gloria. Así nuestros cuerpos serán resucitados como cuerpos gloriosos por la vida de Cristo en nosotros. Si crees eso ¿cómo no creerás que AHORA, muerto al mundo; Su vida se manifestará en ti? ¿Qué es el mundo sino nuestra propia mente carnal, deseos carnales y pasiones de nuestra alma, que codicia lo que los sentidos le indican?



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MAYORES EN CRISTO



Lucas 7:28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.

Aún así admiramos a esos santos profetas enviados por Dios a dar testimonio de este misterio, y por sobre todos ellos a Juan, de quien Cristo mismo dio testimonio de ser el mayor. Aún así Juan mismo dice: 1:27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.



Entendamos este versículo: Un siervo tenía que hacer toda tarea que le diera su amo. Un discípulo, sin embargo, debía hacer toda tarea, menos la de desatar la correa del calzado al maestro. Esa era la regla de aquel entonces. Y Juan estaba diciendo que él era un siervo. Ni siquiera un discípulo. Por tanto, Juan, siendo el mayor de todos los profetas antiguo testamentarios no se creía digno ni siquiera de ser llamado siervo de Cristo. Incluso, el se llama a sí mismo amigo del esposo, es más lejano del Señor que la esposa (que es la Iglesia).



En la nueva creación llevada a cabo en Espíritu por Cristo, pasamos a una posición más que privilegiada, somos nacidos del Espíritu, y pasamos a pertenecer al Reino de Dios, no solo pertenecemos, sino que somos participantes de la naturaleza divina, es decir, somos uno en el Hijo y el Padre, somos llamados amigos, hermanos de Cristo, herederos de Dios, etc. Posición nunca antes ocupada hasta que la obra redentora de Cristo fue consumada, como dice: Juan 14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Es decir, que en esta revelación conocemos que somos uno con Dios; si somos de El a través del nuevo nacimiento, estamos en el Hijo y el Padre, porque tenemos Su Espíritu. Entonces conocemos que somos Templo de Dios y que el Lugar Santísimo ahora es nuestro propio corazón, pues Dios mismo mora en nosotros. Su presencia está en nosotros. Como dice: Col 1:26-27 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, (27) a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria

Y también dice: 1 Cor 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

1 Juan 4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.





De los ángeles dice:

Heb 1:14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?



Cristo mismo ocupó, en su posición de hombre una posición inferior a los ángeles, se hizo un hombre, inferior en potencia y gloria para llevarnos a su posición en Dios. Posición muy superior a la naturaleza angélica, puesto que nosotros somos herederos y participantes de Su naturaleza y los ángeles son espíritus ministradores, es decir, sirvientes.

En conclusión, los ángeles mismos están al servicio de los herederos de la salvación, por tanto, somos hechos mayores que ellos por muy pequeños que seamos, porque somos del reino de los cielos y participamos de la misma naturaleza de Dios.

Que quede claro que esto y TODO lo espiritual se recibe por fe. Por ejemplo, si no tenemos fe para entender que Dios mora EN nosotros, entonces buscaremos entrar en Su presencia, no podremos disfrutar de El hasta que tengamos la certeza de que El está presente. Es decir, si sabemos que El está, entonces no oraremos al Padre que mande Su Espíritu Santo, sino que oraremos al Padre con la total certeza de lo que El ha declarado, que somos sus hijos por el Espíritu que ¡ya nos ha dado! Estaremos conscientes de este privilegio que aún los poderosos profetas antiguotestamentarios añoraron tener. No el Espíritu Santo viniendo sobre ellos para hacer algo específico, sino viviendo, haciendo estancia por siempre en el creyente. Estaremos con El por la fe, sabiendo que El permanece con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Si vivimos en luz, es decir, en El, con la certeza de que El siempre está presente, entonces no iremos arrepentidos ante El, sino que viviremos en una actitud de humildad y de arrepentimiento, estaremos conscientes de nuestra debilidad y a la vez de Su fortaleza, sabiendo que SIEMPRE podemos acudir a El para absolutamente TODO, guía, perdón, consuelo, revelación. Solamente conociendo esto podremos vivir nuestra muerte para que Cristo mismo manifieste Su vida en nosotros.

Efe3:17-19 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, (18) seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, (19) y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

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