| boliviano Josmar Flores Pereira se convirtió este Miércoles en secuestrador y terrorista ante la opinión publica internacional, me llamó la atención esta noticia por el hecho de que este hombre en dicha información digital, fue identificado como un predicador de la palabra de Dios. Este hombre no tenia motivos malignos al ejecutar tan terrible acción, en la que puso en ascuas a más de cien personas que posiblemente en este momento le deseen a este hombre lo peor. Mi reflexión no se quiere concretar en lo que hizo este hombre como tal sino en lo que hace en estos tiempos toda la raza humana con Dios y Su palabra y como se hace difícil decirle a una nación como México, lo que este hombre le ha dicho. Este hombre dice que por todos los pecados se desataría un terremoto de dimensiones catastróficas. Puede ser que este hombre haya enloquecido al querer llamar la atención en este sentido y de esta forma, pero debemos aclarar que peor acción que la que el ha realizado, está la violación que las naciones realizan a diario al ignorar por completo la voz de Dios quien es Creador y sustentador de todo lo que existe en esta tierra. Podría ser que este terremoto no suceda y que este hombre quede en ridículo y encarcelado; mientras México continua en sus pecados, pero ya el hecho de que se haya tenido que secuestrar un avión para poder decir que lo que dicha nación practica y vive en su gran mayoría es enjuiciable por la mano Divina, es una verdadera vergüenza para este mundo ingrato que no tiene razón al destruir la Creación de Dios. Oremos por México porque razones se sobran bíblicamente para que la nación continué sufriendo por sus pecados, oremos para que Dios derrame su misericordia sobre esa tierra y el supuesto terremoto sea detenido por la misericordia de Dios. Recordemos que hace más de 2000 años atrás a Jesús le mataron entre otras cosas por predecir la destrucción de Jerusalén y su templo sagrado. Recordemos que a todos los profetas les hicieron sufrir por causa de sus palabras de juicio sobre las naciones. Temamos a Dios y humillémonos ante Él por las naciones. No podemos seguir de espaldas a los autogolpes que nos damos constantemente por medio de nuestras maldades, nos hemos llenado de plagas raras y sumamente difíciles de curar, los números de muertos por las enfermedades que están apareciendo en medio de nosotros casi se han vuelto cotidianos. Nada de esto nos llama la atención porque la incredulidad nos deja sin posibilidad de entender que el desastre que experimentamos en el mundo físico es resultado de lo que hemos promovido por medio de nuestros pecados en el mundo Espiritual. Le hemos abierto las puertas a la Espíritus de amargura por medio de divorcios, adulterios, pornografía entre otros, cada uno de nuestros pecados atrae mas y mas tristezas a otros incluyéndonos a nosotros mismos, la nación de México durante años ha sido victima del trafico de personas secuestradas, niños entre ellos miles por la nesecidad de consumo de sexo infantil que la sociedad americana demanda. La corrupción de las autoridades que aprueban leyes para proteger al consumidor de droga, y todo presionado por la mafia o lo que es peor movidos por la avaricia. Dios no quiere la muerte del que muere ni el dolor del que sufre. Hemos elegido y nuestra elección ha sido hecha sin pensar en las consecuencias que esto nos traerá.
El Boliviano Josmar ha hecho su elección y estoy seguro de que sabia que las consecuencias de sus acciones no se harian esperar. Un destino de encierro le espera a este hombre o un terremoto terrible a Mexico. Si me preguntaran qué prefiero yo que pase? mi respuesta seria, encierrenlo porque lo que hizo es condenable, o quizas diria escuchenlo y oren a Dios por Mexico aunque no venga nada de terremoto, pidanle perdon a Dios y busquenle de todo corazón porque si Josmar se equivocó fue en su metodología mas no en sus argumentos que supuestamente le movieron a volverse noticia a nivel mundial.
Es bueno que reflexionemos un poco en lo que ha hecho este hombre porque esta locura es en respuesta a un mundo loco que no quiere reconocer a Dios como su Salvador y Creador.
Osmel Jiménez Iza
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