RECIBIDO POR CORREO.
Queridos y amados hermanos,
En las noticias nos avisan de los cambios climáticos. Aquí durante el otoño, nos avisan de huracanes y tormentas en la televisión. Jesús también nos advierte que debemos discernir los tiempos, pues viene un tsunami de iniquidad y rebelión contra las leyes de Dios. Un libertinaje que sobrepasará la decadencia Romana y la de Sodoma y Gomorra.
Las puertas del infierno están abiertas y como murciélagos saliendo de una cueva, multitudes de demonios han sido desatados para esta última guerra. El engaño y la intimidación son los dos brazos del hombre de iniquidad, el anticristo. Creo que estamos a la puerta de una invasión de maldad como nunca en la historia y lo trágico es que aún dormimos.
Ya me habéis oído hablar de las cuatro estaciones de la Iglesia: la primavera de evangelismo; el verano de hacer discípulos; el otoño de involucrarnos en la obra social; y el invierno del auto-abastecimiento. Esta crisis económica que se está sintiendo mundialmente, tiene como meta el asustar las naciones para que, como ovejas en pánico, corran y se metan en el corral del matadero. Los que han vivido por el dinero toda su vida lo tendrán difícil para no ponerse la marca de la bestia. El que es avisado debe tomar medidas drásticas y positivas. Siento en mi espíritu la necesidad de avisar al pueblo de Dios de volver a estudiar de nuevo la enseñanza que Dios nos dio en el libro “Vianda Sólida para Maduros”. La Iglesia está entrando en la estación del invierno y debemos prepararnos y aprender a auto-abastecernos.
El invierno de la Iglesia
El invierno es la estación del AUTO-ABASTECIMIENTO. ¿Cuál debe ser nuestra estrategia de crisis? Estar preparados no es una falta de fe, “(Noé) con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo.” (Hebreos 11:7)
No es el pánico o la ansiedad lo que me mueve, sino fe en las predicciones, en las profecías de la Palabra de Dios y en la revelación espiritual de esta palabra a mi espíritu.
La pregunta que surge para muchos cristianos es, “¿Cómo nos preparamos para los eventos tumultuosos que vienen?” Quisiera sugerir los siguientes pasos:
Salga de deudas y viva dentro de sus posibilidades
1). Primero, procura SALIR DE LAS DEUDAS. Rehúsa a un nivel de vida que requiera más de lo que ganas. No tomes prestado hoy pensando pagar en el futuro, cuando el futuro es tan inseguro. Rehúsa cambiar tu libertad por un sentido de seguridad. Por todos los medios posibles intenta depender cada vez menos de la ayuda estatal, la seguridad social y la paga del paro. La libertad y la SEGURIDAD se encuentran SÓLO en DIOS. Las subvenciones y ayudas del estado exigen un precio que muchas veces no se ve hasta que es demasiado tarde.
David Wilkerson en una carta reciente, nos advierte y aconseja:
“El tiempo no está muy lejos cuando todos seamos profundamente afectadas por el sacudir económico que vendrá a todo el mundo. Grandes pruebas están por delante para todos los que amamos profundamente al Señor.
Esto es lo que el Espíritu Santo me está llevando a hacer a mí. Se lo pido a mi familia y a todos los que trabajan en la Iglesia. Le insto que ore para ver si el Señor le está guiando para hacer lo mismo:
· No compres más artículos de lujo. Corta todo gasto que no sea ABSOLUTAMENTE NECESARIO.
· Vende todo artículo innecesario. Conviértelo en efectivo y dalo a los ministerios a los pobres y a los necesitados.
· Reduce todo lo posible. Estate dispuesto a que todo llegue a esto: "Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” (1ª Timoteo 6:8). “ [1]
Alternativas al trabajo convencional
2). También, investiga ALTERNATIVAS en vez DE TRABAJAR en un trabajo convencional de nueve a seis. Busquemos al Señor para que nos dé dirección y luz sobre cómo formar COOPERATIVAS y PEQUEÑOS NEGOCIOS. Al entrar en esta estación de invierno, debemos aprender a auto-abastecernos.
Auto-abastecerse
3). Esto es lo que podemos llamar: “Independencia total del estado y de ayuda misionera del extranjero”. LA IGLESIA DEBE LLEGAR A AUTO-ABASTECERSE PROVEYÉNDOSE ELLA MISMA. Pablo dijo a los Corintios: “He despojado a otras Iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros”. Se hace; Pablo lo hacía; pero no es recomendable. Hoy día, la obra misionera funciona sobre esta base. Pero en el caso de una “toma de poder” comunista o algo peor, la Iglesia no está preparada para crecer, auto-abastecerse y continuar su ministerio.
El sabio dijo: “Ve la hormiga, ¡Oh! perezoso, mira sus caminos y sé sabio;… PREPARA en verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.” (Proverbios. 6:6-8)
Considera la naturaleza, considera las hormigas, las abejas y otros animales, cómo se preparan para el invierno. Los gatos, los perros, y otros animales domésticos, morirían si no recibiesen ayuda del hombre. Se han acostumbrado a vivir del hombre, se han olvidado de sus instintos naturales; los han perdido, de modo que cuando se dejan solos o por las carreteras, caen fácilmente como víctimas del hambre y de accidentes de tráfico. Es una lástima observar estos animales que han perdido su capacidad de sobrevivir, y verlos sufrir y morir debido a la insensibilidad del hombre.
Pero precisamente esto es lo que la civilización y la tecnología moderna han hecho del hombre. El sistema social y cultural ha dejado al hombre desvalido. A menos que compre del supermercado, no puede vivir mucho tiempo. Somos víctimas de la luz eléctrica, del agua corriente, de los supermercados, de las gasolineras y del transporte público. El poder estatal que controla estas comodidades controla totalmente la humanidad.
Debido a las inmensas poblaciones urbanas, el hombre está perdiendo su identidad como ser individual. Es regimentado, controlado y se le otorga un número. Se está preparando todo para el gobernante mundial, para su toma de poder final de la humanidad. Tanto cristianos como no cristianos dependen del estado y de otros para que se les den puestos de trabajo, desempleo, ayuda médica, etc. Los supermercados les dan comida. El dinero es su único recurso. Una huelga paraliza toda comunicación. Los cristianos estarían desvalidos, como todo el mundo, frente a una crisis nacional.
Antes de que venga ese tiempo, necesitamos tener muy presente nuestro objetivo y meta común.
“Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” (1ª Timoteo 5:8)
Desde luego, el contexto de este versículo es que el cabeza de familia provea para su esposa, sus hijos y parientes cercanos. Eso no lo niego. Sin embargo, en un contexto más amplio, la Iglesia debe proveer para las necesidades de aquéllos que han puesto su confianza en Cristo y están esperando de la Iglesia dirección y consejo. La Iglesia primitiva estaba involucrada directamente con orfanatos, con el bienestar de los mineros, de los esclavos, de los ancianos y de los pobres. En los Hechos de los apóstoles vemos cómo la Iglesia se responsabilizaba de las viudas. No debemos fallar en cubrir las necesidades de la Iglesia, no sólo las de hoy, sino con vistas a las del futuro.
Volver a cultivar la tierra
4). Sugeriría que volviésemos al cultivo de la tierra. Éste es nuestro plan a largo plazo. Sugiero la formación de pequeñas federaciones entre los cristianos para que podamos COMPRAR TIERRA. De la tierra viene agua, legumbres, frutas, carne, leche, queso y otras fuentes de vida. Recuerda, la Iglesia siempre ha estado limitada por sus recursos económicos.
Jesús nos dio el secreto. Aquel secreto era la MULTIPLICACIÓN. Rehusaba convertir las piedras en pan. Pero tomó de lo que estaba dispuesto y donado libremente, para cubrir las necesidades físicas de miles de personas. La multiplicación es la ley del universo.
Dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28)
DIOS HA PUESTO ESTA LEY DENTRO DE TODA SEMILLA, tanto animal como vegetal. Cuando Noé entró en el arca no almacenó comida, excepto lo que necesitaba para los animales; pero trajo un macho y una hembra de cada especie de animal y ave.
De la tierra podemos suplir las necesidades de la Iglesia, no sólo las del futuro, sino, las de HOY. Podemos, en este momento, empezar a entrenar a cristianos y a aquéllos a quienes hemos ayudado en nuestros ministerios sociales, o sea, a aquéllos que son el fruto de la tercera estación.
ENTRENEMOS A LOS CRISTIANOS para que formen pequeñas federaciones y compren tierra y hagan fincas; que formen pequeños negocios, manejándolos ellos mismos; demos entrenamiento para formar COOPERATIVAS de construcción, industrias de comida, y cualquier otro servicio que podamos ofrecer al mundo; para auto-abastecernos y para sobrepasar al mundo en nuestra capacidad de negocio, nuestra honestidad, integridad y responsabilidad moral.
Usemos “las riquezas injustas" que están disponibles hoy, para desarrollar la obra del Señor, para establecer estas industrias, y para comprar tierra y fructificarla mientras tengamos tiempo y mientras sea de día.
Esta cuarta fase de la Iglesia, en vez de parar nuestra extensión evangelística, de hecho, da al mundo una vista muy práctica de nuestra fe y les llama la atención. Pueden ver nuestras obras y glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. Podemos esperar la bendición de Dios sobre nosotros. Podemos reclamar la bendición de Dios a Abraham sobre nuestra tierra, nuestro ganado y nuestros negocios. Podemos empezar cada día con oración y adoración, dándonos al Señor mientras convivimos. En esta manera podemos enseñar a nuestros discípulos a trabajar para el Señor y no por amor al dinero…, a servirnos los unos a los otros, a tener una visión que vaya más allá que cubrir nuestras propias necesidades personales, a llegar a ser menos egoístas y más llenos de amor.
Unidos, teniendo nuestros bienes en común, podemos conseguir infinitamente más de lo que podríamos conseguir solos. Con la misma visión y la misma meta, inspirándonos, podemos prepararnos para el futuro y ser un testimonio vivo al mundo. Tanto la obra social como el establecimiento de negocios manejados por cristianos, dan al mundo un testimonio visible de nuestra fe y de nuestra confianza en Dios.
Al llegar a ser el desempleo y el hambre un problema cada vez más trágico e intenso, podemos ganar muchas almas para Cristo, proveyéndoles sus necesidades básicas naturales. Su gratitud abrirá su corazón para recibir al Señor, a quien amamos y servimos.
¿Te estás preparando espiritualmente?
5). Pon tus prioridades en orden y fortalécete espiritualmente.
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.”
“Puesto que TODAS ESTAS COSAS HAN DE SER DESHECHAS, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!” (2ª Pedro 2:1-3, 10; 3:3-4, 10-12).
El apóstol Pedro nos está preguntando, en esencia, “¿Qué es lo que hay en tu corazón en estos últimos días? ¿En qué te estás convirtiendo mientras el fin se acerca? ¿TE ESTÁS PREPARANDO ESPIRITUALMENTE?
Hay también un inverno espiritual del alma. Cuando uno siente los vientos fríos que congelan el alma y donde no hay calor en el corazón. A veces es porque no hemos cuidado nuestra vida devocional durante los tiempos de bendición y trabajo. Hemos sido llevados por la corriente de las oraciones de otros. Pero si no cultivamos nuestras vidas personales y dejamos pecados no confesados, resentimientos, y ofensas guardadas, un día nos despertaremos y no habrá ACEITE en NUESTRA LÁMPARA. Antes de que la lámpara se apague, y el fuego se enfría y queda solamente ascuas, es de suma importancia de que volvamos el rostro hacia Dios en arrepentimiento y nos humillamos en AYUNO y ORACIÓN. La noche viene, y también el invierno, por lo tanto preparémonos para el día malo, teniendo toda la armadura puesta, pues no sabe el día de mañana.
Muchos tienen seguro de incendio y de accidente y aún de su entierro, pero no están preparados para las pruebas que sobre vienen sin aviso. Manteniendo la fe y una buena conciencia. Al fin al cabo, todo depende de nuestra fe y esa fe se sostiene en una RELACIÓN PERSONAL y DIARIA con el Señor teniendo cuentas cortas, y de no dejar que el sol se ponga sobre la ira, ni sobre las ofensas.
Preparando para el invierno
Ahora es el final de la estación de otoño para nuestra obra en España. Necesitamos PREPARAR PARA EL INVIERNO. No con miedo o ansiedad, sino motivados por la fe y la confianza de que Él, que ve y tiene cuidado de los pájaros, nos sostendrá y cuidará de nosotros. No estemos ansiosos en cuanto al mañana, pero sí, vamos a prepararnos. Porque la ansiedad viene cuando no estamos preparados.
En Ezequiel 7:15-19 leemos: “De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la pestilencia. Y los que escapen de ellos huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad. Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua. Se ceñirán también de cilicio y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas. Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad.”
Esto es claramente un cuadro del tiempo del fin. Aquí vemos el juicio de Dios en cuanto a áreas fundamentales.
· La guerra y el terrorismo ("la espada").
· La enfermedad y enfermedades incurables ("la pestilencia").
· El hambre y la falta de provisiones básicas.
· La inflación y dinero sin valor.
Que no se nos sorprenda dormidos o desprevenidos, que Dios nos dé OÍDOS PARA OÍR, y corazones dispuestos a obedecer el claro llamado de la trompeta del Espíritu en estos últimos días. Pues Dios tiene un plan para salvaguardar Su pueblo pero tenemos que levantarnos y poner ese plan en acción ¡Ya! No espere que venga la noche cuando nadie puede trabajar.
Amen.
Un abrazo paternal,
Daniel
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sábado, 24 de octubre de 2009
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