Dichosos los que Aman
El pastor, Leonides Pentón, presidente de la Mano Amiga Internacional, ha realizado en medio de las selva Nicaraguense, un trabajo digno de llamarse Cristiano. Allí, en un lugar, donde nunca ha llegado la luz artificial, el reverendo Pentón llegó con la luz natural del Espíritu, que es la luz del amor. En varios años de trabajo, los niños, los ancianos y las personas en general, han recibido ayuda de todo tipo canalizada por la Mano Amiga Internacional. Decenas de personas han mostrado su solidaridad, su amor en el sentido de Agape, con esos seres humanos que viven en aquella frondosa selva y que tienen derecho a la vida, a la educación, a la cultura, al deporte y a todos los demás derechos humanos.
En este minuto, Pentón está intentando consiguir instrumentos para perforar pozos de agua, pues los habitantes de Juigalpa, consumen agua de los arroyos cercanos que por demás no es potable. Además, La Mano Amiga Internacional, necesita tres equipos de pelota para los niños de esa zona. Además, ya el Reverendo amigo de los humildes, tiene un contenedor con muchas cosas que necesitan nuestros hermanos de Nicaragua.
Desde luego, las personas con sentido ético y solidarios, se encuentran porque existen en la misma dimensión. Han transmutado a Eros en Agape: Es el proceso alquímico del mejoramiento humano que nos hace encontrarnos con el Otro. Por esta razón, dos medicos cubanos que andan a caballo por aquella selva, dando vida y salud, ya le dijeron a Pentón que estaban a la orden en cuanto los soliciten. Por otro lado, ya existe la idea de conseguir paneles solares, para que los juigalpeses disfruten de todas las comodidades que proporciona la energía solar.
En fin, Juigalpa es la prueba de lo que puede hacer un misionero cristiano, un discípulo de Cristo, para aliviar el sufrimiento de los humildes de este mundo. Y lo más interesante, practicamente, sin recursos económicos. Es innegable, que el milagro del Amor, siempre inagura y embellece la vida. Dichosos los que aman, porque ellos se olvidan del tiempo y con manos eternas acarician los corazones heridos. Dichosos los que aman, porque sólo ellos pueden escuchar la música salvaje del dolor de un niño.
Por Yndamiro Restano
sábado, 27 de diciembre de 2008
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